La filosofía suele ser considerada como una materia o profesión innecesaria y relegada al ámbito académico sin una aplicación real, dicha apreciación se refuerza si tenemos en cuenta que en la sociedad contemporánea se da cada vez más importancia al “hacer” que al “ser” así como grandes avances científicos y tecnológicos que parecieran relegar a meras disputas conceptuales cualquier reflexión filosófica. Sin embargo, justamente esto es lo que demuestra que cada vez más es necesario recurrir a la filosofía. En efecto, ante el gran vacío existencial que ha dejado tras de si la vida posmoderna, la tan especializada ciencia incapaz de dar sentido y globalidad por su mismo método a todos los datos que tan vertiginosamente llegan a la masa y el rápido avance tecnológico con los peligros que conlleva solo son capaces de superar, integrar y darle sentido por una ciencia cuyo método y fin sea justamente la de ver la realidad como es, es decir, integral y globalmente desde su principio ultimo. Esto es y ha sido siempre la tarea de la filosofía.
Aún más, si tenemos en cuenta que el hombre es un ser racional por naturaleza y que desde el momento que tiene uso de razón se va formando una visión de sí mismo, del mundo y de lo Absoluto, con mayor razón no se puede dejar fuera el gran tesoro que la filosofía puede aportar para el desarrollo integral de la persona concreta y de los grupos que esta conforma sin menoscabar por eso a otras ciencias, muchas de ellas nacidas de la filosofía, cuya aportación ha enriquecido y ayudado a progreso de la humanidad y de la filosofía misma.
La filosofía es una opción necesaria y viable en colaboración con las demás ciencias para el bien de las personas y de la sociedad cada más necesitada de sentido, de fundamento y de valor por lo que se es. De ahí el interés de un servidor por poner en práctica, mediante distintos proyectos interdisciplinarios o no, los conocimientos filosóficos de manera que se ayude a las personas y comunidades a progresar integralmente sin reducir al ser humano a un único aspecto de su realidad con sus lógicas consecuencias. Marx (aún sin pertenecer o estar de acuerdo con su corriente no deja de ser cierto) pensaba que la filosofía era para transformar la realidad, no sólo para contemplarla.